Con una oferta de agua de 97 mil 120 millones de metros cúbicos al año, Guatemala es uno de los países que más cuenta con este preciado recurso natural según investigaciones publicadas en Prensa Libre; sin embargo, el mal manejo que se hace es este deriva en que miles de hogares no tengan acceso a él.
Con esa enorme cantidad de agua que dispone Guatemala por año, tiene de sobra para atender la demanda nacional de los cerca de 17 millones de habitantes del país.
En total cada guatemalteco necesita unos seis mil 875 metros cúbicos al año para satisfacer su derecho humano al agua, lo que representaría cerca de nueve mil 596 millones de metros cúbicos al año, es decir, apenas se requeriría el 10 por ciento de total disponible.
Sin embargo, los problemas de escasez de agua son recurrentes, no solo en las ciudades como Antigua, donde las protestas por la falta del líquido son noticia constantemente, sino también en las áreas rurales como en el Corredor Seco donde las cosechas suelen perderse cuando hay sequías o canículas prolongadas.
Datos sobre las personas a quienes no llega el agua
El Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 reveló que, de tres millones 275 mil hogares del país, el 26.2% no tiene acceso a tubería para abastecerse de agua, y deben recurrir a un río, lago o manantiales para satisfacer su necesidad. Otros obtienen el líquido de chorros comunitarios, pozos públicos o privados o tiene que comprarla en toneles a camiones.
El Censo revela que en varios departamentos el acceso que los hogares tienen al agua es limitado, siendo Alta Verapaz el caso más crítico donde solo el 28% puede cuenta con ese recurso. Otros en similar situación son: Petén, 34%, Huehuetenango, 36%, Quiché, 42% y Retalhuleu, 43%.
Guatemala tiene problemas de agua, pero no es por disponibilidad, sino que es por falta de su manejo integral”
Pero la realidad es que Guatemala podría abastecer de agua a toda su población en todos los aspectos, agropecuario, industrial y doméstico. “Tenemos problemas de escasez de agua porque queremos”, dice Alex Guerra, director del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático ICC.
“Guatemala tiene problemas de agua, pero no es por disponibilidad, sino que es por falta de su manejo integral”, apunta Guerra, quien teme que debido a esa errática administración del líquido los conflictos por el agua irán en aumento, sobre todo si se toma en cuenta que la población sigue creciendo y al mismo tiempo la economía y la demanda del recurso.
Al hablar de soluciones, Guerra pone como ejemplo Israel que, pese a estar en medio del desierto ha sabido manejar sus recursos hídricos de tal forma que han hecho “milagros con el agua” y hasta el sector agrícola es exitoso. Otro caso es California, EE. UU., que gracias a sus reservorios recientemente pudo soportar una sequía que se extendió por tres años.
Soluciones para Sacapetéquez y el resto del país
Guatemala simplemente debería imitar lo que han hecho estos países que tienen reservas o embalses de agua, no necesariamente tan grandes, donde se pueda guardar el líquido cuando llueve para utilizarlo en las épocas de sequía.
En el país el agua de lluvia se recibe principalmente en la Franja Transversal del Norte y la boca costa, con infraestructura se debería llevar el líquido hasta las grandes ciudades o lugares del oriente del país donde llueve menos y donde generalmente ocurren sequías.
Sin embargo, estos proyectos representarían millonarias inversiones que la clase política no ha querido hacer en el pasado.
Raúl Maas, director del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la Universidad Rafael Landívar indicó que durante años se ha hecho el llamado por parte de organismos científicos para hacer estas inversiones, pero a nivel político no ha habido respuesta, algo que dice cuesta comprender.
“Si un alcalde, funcionario o presidente lograra brindar a la gente agua en cantidad y calidad 24 horas al día los 365 días al año, su caudal político sería tremendo”, dijo. “Se requiere una inversión grande, pero el impacto en el corto, mediano y largo plazo no tiene precio”.